Siempre he soñado con la idea de tener un grupo grande de amigas. Digamos, unas tres o cuatro amigas, con quienes quedar todas las semanas de vernos y hablar sobre la vida.
Sin embargo, nunca lo he logrado a cabalidad. Tal vez, hace algunas décadas pude tenerlo, pero no prosperó tanto tiempo..
De todas formas, lo importante es la conexión con nuestros pares. A veces tenemos conexiones superfluas y otras más profundas.
Incluso, últimamente me ha pasado algo muy raro en grupos de mujeres. Aunque, no sé si es un tema de género ¡No quiero sonar boomer!
Hace unos cinco meses, llegué a un grupo de cincuenta mujeres. Nadie se conocía anteriormente.
Compartimos entre todas un poco de nuestras vidas.
Si bien se fueron formando grupos con el paso de los meses, algunos se fueron deformando y pasaron a ser partes de otros grupos.
En fin, un proceso normal que ocurre dentro de un grupo de tantas personas.
Lo extraño, para mí, es que en esa primera semana de conocernos, supe instantáneamente con quienes iba a llegar a conectar intelectual y espiritualmente en el futuro.
Apenas intercambiamos saludos los primeros meses y me imagino que no sabíamos siquiera el nombre de la otra.
Tiempo al tiempo, cosas pasan y de repente:
Suena a un volumen prudente, la canción Your love del grupo ochentero The Outfield.
Entonces, canto fuerte “I just wanna use your love… Tonight!!!”
Y ella sigue cantando el coro con la misma energía.
De pronto, termina la estrofa, me mira sorprendida y me dice: -¡¿Conoces esa canción?!
